Flick vive en una colonia de hormigas que, tras el invierno, es asaltada por un grupo de saltamontes. Éstos cada año acuden al hormiguero y se llevan parte de la comida que recogen de cara a la época de frío, como parte de un trato muy antiguo y que las hormigas, por miedo, a la otra parte, no se permiten transgredir. Flick, una hormiga muy rebelde y poseedora de una imaginación casi excesiva, está harto de tener que trabajar para ellos, y cuando por su culpa pierden casi toda la comida recolectada (con el enfado consiguiente de los saltamones) decide abandonar a comodidad de su hormiguero para buscar ayuda. Su intención es encontrar un grupo de insectos guerreros que les ayuden a plantar cara de una vez a los saltamones, y para ello viaja a la ciudad. Allí no tardará en conocer a un amplio grupo de peculiares insectos de aspecto temible, y en contratarlos para que vuelvan con él al hormiguero y preparen la estrategia para enfrentarse con los saltamones. Sin embargo, acabará resultando que esos insectos no eran tan temibles como el pobre Flick creía...
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